Epístola a mi Musa
- C.A. Quintero
- 7 jul 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 13 may
Como el evangelista, me mantuve distante.
Tú como Cristo, agonizante.
Escribiendo mi carta, psiquis ausente.
Tratando de ser fiel, aterrorizado.
Totalmente paralizado.
Encuentro donde me miraste el espíritu
y me entregaste a la Guadalupana.
De la pobreza e inquietud ella estaba impregnada.
Es mi madre La Virgen que carga el nombre
y dolor del río desbordado por mi renovación de hombre.
No es la Virgen ella, es mi Cristo
Cuerpo místico, que cargó el veneno
más no la culpa.
Cristo victimizado, no asesinado,
más sí vehículo de mi propósito consumado.
Resucitó y no le creí. Como Tomás
yo fuí, queriendo sumergirme en su
luz, en su alma renovada. La Guadalupana
hermana que tomó cruz y fue resucitada.
Ella es aroma de reestructuración, mi camino
de esperanza de salvación.
Mi hermana, que me guío,
hija de la reina que me adoptó
y me pasó luz de un nuevo amanecer.
Amanecer de recolectar sinfonías
para los marginados cual si fuera Juan Diego.
Flores recojo en mi tilma.
Obró con piedad hacia los pauvreté,
en la medida que puedo. Intento ser regenerativo y
transmisivo. De este remedio que encontré en aquella
estrella de Belén.
Nací con dolor a la cristiandad.
Nací de Carmen, Carmelita de corazón.
Allí en esa capilla, comenzó el llamado del logos.
Cauce del Río Kyrios.
En el parto donde nací a la luz batallé mi yo.
Mi rosa de Belén, estrella conductora
de los campos del Colegio del Carmen.
me dio consuelo mi estrella Carmen, y edificación junto a mi
columna. Mi pequeño José que me cuidó y protegió.
Junto a la madre de mi hermana, la Dama Rosario,
ofrenda aromática de flores que yo ofrecí
y ofrecería YHWVH. Allí en el calvario
estaba nuestra madre y Jesús en ti, tú mi Sión.
Hoy celebro tu edificación.
Eres Templo que como el crucifijo de San Damián me habló.
Más no era ella, táreas tengo.
Reconstruir los valores para el débil.
La verdadera muralla de prioridad
y reestructurar la dignidad.
Es la pobreza quién es Dios.
Nosotros somos su voz
Voz que se alzara en contra
como profetas y así
despertar esa iglesia no se respeta.
Amor a la iglesia como cuerpo,
amor al gobierno renovado en siervo.
Amor a la familia unida, amor a los que
sufren más y mi pequeña iglesia.
La Una Raza, no será vencida.
Mi agua de Río y refugio por Dios redimida.
Tu Turey en mí habita, mi espíritu es
El río de Corozal que con tu Yuisa se tenía que cruzar.
Eres mi corazón donde entro, eres hogar.
Soy solo Querube que me consume,
un vehículo como nube.
Vehículo que como incienso te eleva a sanar.
Dios te proteja mi pequeña Cristo y
Dios te lleve como Beatrice al cielo, elevar.







Comentarios